Algunas compañías aún desconocen los efectos de esta norma.
La Tasa de Tributación Depurada (TTD), o tasa mínima, es uno de los elementos más innovadores y un poco polémicos de la última reforma tributaria en Colombia. Aunque su impacto es considerable, muchos empresarios aún desconocen los efectos de esta norma sobre sus utilidades y cargas fiscales, lo que podría traducirse en sorpresas financieras significativas al momento de cumplir con sus obligaciones tributarias.
Pero, ¿qué es la Tasa de Tributación Depurada? Según César Camilo Cermeño, director de la maestría y especialización en tributación de la Universidad de Los Andes, “es la medición de una magnitud (tasa) que se calcula buscando la proporción que existe entre el impuesto que paga un contribuyente, con algunas modificaciones, sobre su utilidad contable, con otras modificaciones. Concretamente busca confirmar si, teniendo en cuenta las depuraciones relevantes, un contribuyente está pagando de impuesto sobre la renta, como mínimo un 15% de sus utilidades al erario”.
Aunque la TTD surge como una adaptación de la iniciativa de impuesto mínimo global impulsada por la Ocde para multinacionales, en Colombia la norma guarda amplias diferencias con las recomendaciones del organismo.
Mientras que la Ocde propone este tipo de tasa mínima para grupos multinacionales con ingresos superiores a 750 millones de euros, en Colombia aplica a todas las personas jurídicas contribuyentes del impuesto sobre la renta, desde pequeños comercios hasta grandes empresas como Ecopetrol, salvo algunas excepciones. Y es que entre las críticas planteadas ante la Corte Constitucional se encuentran alegaciones de vulneración al principio de equidad, por gravar ingresos potenciales y no reales.
Otro argumento recurrente es que la norma impone una doble tributación al gravar en un año ingresos contables que ya se reportarán en el régimen tradicional del impuesto sobre la renta en años posteriores. También se señala un trato desigual hacia empresas que deben consolidar estados financieros frente a aquellas que no tienen esta obligación.
Cermeño sugiere que la adopción acelerada de la TTD en Colombia, sin esperar las recomendaciones de la Ocde, puede ser una lección importante. En otros países, la implementación de un impuesto mínimo global ha sido progresiva y basada en experiencias previas, lo que reduce el riesgo de impactos negativos no previstos.
Para Julio César Toro, socio de Toro Asociados y profesor universitario, la TTD fue incluida en la Ley 2277 de 2022, la primera reforma tributaria del gobierno de Gustavo Petro, con el objetivo de implementar las reglas de la Ocde. Sin embargo, la norma colombiana también busca alcanzar metas propias, como reducir exenciones tributarias y combatir la evasión y elusión fiscales, además de aumentar los ingresos fiscales para financiar el sistema de protección social, dice.
Y agrega, “en términos sencillos, el objetivo de la TTD es limitar el uso de beneficios tributarios que algunas empresas aprovechan para reducir significativamente su carga fiscal. En consecuencia, la norma implica un impacto sostenido, de acuerdo con el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2023, de 0,05 puntos del PIB hasta 2034”.
Además, la reacción del sector empresarial ante la implementación de la TTD ha sido mixta, y muchos empresarios se sorprendieron al descubrir las consecuencias de esta norma al momento de liquidar su impuesto sobre la renta. “Durante el ejercicio fiscal de 2023, varias empresas experimentaron aumentos impositivos inesperados, incluyendo casos de impuestos adicionales sobre ingresos que en la práctica fiscal no se pueden entender como ingresos reales”, comenta Toro.