Organismos como la Ocde han dicho que es necesario revisar cargas tributarias, puesto que frenaría, en gran medida, el crecimiento.
Si bien son importantes para el desarrollo económico de los países y asegurar que se cumplan los planes de los diferentes gobiernos en todo el mundo, cuando se habla de impuestos es muy difícil que este tema caiga de buena manera en todos los sectores de la sociedad, ya que a muchos no les gustan y algunos advierten que pueden ser regresivos para la correcta dinámica de las empresas.
En el caso de Colombia se ha hablado recientemente de hacer ajustes tributarios para devolver a los sectores productivos la fuerza que se ha ido perdiendo por culpa de la desaceleración que se sufre desde hace varios meses. No obstante, para organismos como la Ocde, el esquema de impuestos que se tiene actualmente en el país, es regresivo.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), actualmente Colombia ocupa el primer puesto del ranking de naciones con mayor carga tributaria a las empresas sobre ganancias. Esto debido al cobro sobre la renta de 35%, tasa que ha venido creciendo, dado que para 2021 estaba en 21%; seguido por Australia, México y Portugal, cada una con un valor que se fija en 30%.
Así las cosas, según este organismo internacional, las empresas enfrentan un panorama complicado, ya que en términos reales, las compañías podrían estar pagando mucho más que esa tasa de 35%, ya que además del pago a la renta, este sector debe pagar otros impuestos como el 4X1000, el industria y comercio, las contribuciones parafiscales y de seguridad social y cargas a la nómina.
Los tres más fuertes
Para entender lo que pagan actualmente por impuestos las empresas, un primer término que se debe traer a colación es el de “estructura tributaria”, que en palabras simples se refiere a la proporción de cada categoría de ingresos tributarios sobre el total de esta carga impositiva que se tiene en un país.
Ahora bien, respecto a este punto, la misma Ocde ha dicho en varias ocasiones que la mayor parte de los ingresos tributarios de Colombia proceden del impuesto sobre el valor añadido / impuesto sobre bienes y servicios (31.8%), seguido por el impuesto sobre la renta de sociedades (25.3%).
También hay que decir que las empresas deben cumplir con diversas obligaciones tributarias, siendo el Impuesto de Renta una de las más significativas, puesto que grava todos los ingresos generados durante el año fiscal, tanto ordinarios como extraordinarios.
Otro impuesto relevante es el Impuesto al Valor Agregado (IVA), que se aplica a la venta de bienes, la prestación de servicios y las importaciones. Este impuesto grava el valor añadido en cada etapa del proceso de producción y comercialización, con tarifas del 19% o 5%, dependiendo del tipo de bien o servicio. Las empresas deben liquidar y pagar el IVA bimestralmente, lo que tiene un impacto significativo en su flujo de caja y planificación financiera.
Además, las empresas en Colombia deben manejar la Retención en la Fuente, un mecanismo de recaudo anticipado del Impuesto de Renta, en el que ciertos pagadores retienen un porcentaje de los pagos realizados a los beneficiarios y lo entregan a la Dian. Esto sin pasar por alto los pagos parafiscales, que también pesan en la nómina.
Con todo esto sobre la mesa, sólo resta decir que, de acuerdo con un reciente análisis de la OCDE, la mayor carga para las empresas vienen del IVA, con un 32% de la carga fiscal, seguido por el impuesto a la renta (25%) y el sector de “Otros impuestos sobre bienes”, que representan el 13% del peso tributario.
Impacto fiscal
En este debate también vale la pena traer a colación un estudio de la Universidad de Ibagué, que advierte que una carga tributaria desmedida para las empresas trae efectos negativos como el desincentivo a la inversión, especialmente extranjera, en las pequeñas y medianas empresas (PYME).
En este informe del 2023 se añade que las cargas tributarias elevadas también pueden llevar a un déficit fiscal, ya que ante impuestos altos, muchas empresas optan por liquidarse o recurrir a prácticas ilegales de evasión tributaria. Esto sin contar que se desincentiva la formalización de nuevas empresas.
Otro efecto negativo es el aumento del desempleo y la pobreza y argumentan que es necesario pensar en una reducción de impuestos, que podría aumentar el empleo, sugiriendo la necesidad de una reforma estructural que clarifique las reglas del juego en materia tributaria, favoreciendo una mejor planificación y sostenibilidad empresarial.
Fuente: Portafolio