La decisión de Elon Musk de invertir US$1.500 millones del efectivo de Tesla en bitcóin es dinamita financiera que une dos cartuchos especulativos. Hay muchos indicios de que la medida podría no ser lo mas aconsejable.
Aunque en el contexto del valor de mercado de Tesla de US$830.000 millones la inversión resulte pequeña, esta sigue siendo una parte importante de sus reservas en efectivo de US$19.400, como para acomodarla en un activo tan volátil.
Tesla no sería la primera compañía automotriz que opere como un cuasi fondo de cobertura. Durante un tiempo, Porsche ganó toneladas de dinero mediante el comercio de derivados lo que provocó que casi quebrara en el proceso.
Además, poseer criptomonedas no encaja con el espíritu ecológico de Musk: aunque algunos bitcóin se extraen con energía renovable, la industria todavía deja una huella de carbono considerable.
La compra de Musk provocó que el precio del bitcóin se elevara cerca de 20%, por lo que, en cierto sentido, ya ganó. Desafortunadamente, la medida no mejorará las ganancias reportadas de Tesla, ni aumentará el valor de sus reservas de efectivo. Eso se debe a que las criptomonedas, a pesar del nombre, a efectos contables no se clasifican como efectivo o equivalentes.
Según las reglas contables vigentes, tampoco se consideran una inversión financiera. Al contrario, se consideran un activo intangible cuyo valor se informa al costo en las cuentas corporativas y si el precio baja, debe registrarse. El valor no se reescribe hasta que estas se venden.
Esta es una desventaja significativa y podría disuadir a otros tesoreros corporativos de seguir el ejemplo de Musk. Tampoco es del todo justo, independientemente de lo que usted piense sobre como invierte Musk el dinero de Tesla.
¿No cree que en la era de las criptomonedas los estándares de contabilidad tendrían que actualizarse? Aquí la parte relevante del informe anual 10-k de Tesla: Según las normas contables aplicables, los activos digitales se consideran activos intangibles de vida indefinida.
En consecuencia, cualquier disminución en sus valores razonables por debajo de nuestros valores contables para dichos activos en cualquier momento posterior a su adquisición, requerirá que reconozcamos los cargos por deterioro, considerando que no podemos hacer revisiones al alza para cualquier aumento de precio de mercado hasta una venta.
Dado que actualmente tenemos la intención de mantener estos activos a largo plazo, estos cargos podrían afectar negativamente nuestra rentabilidad en los periodos en los que ocurran tales deterioros, incluso si aumentan los valores de mercado de estos activos.
En términos más claros, si el precio del bitcóin cayera repentinamente, digamos, a un tercio en comparación con el costo de adquisición de Tesla –lo que sería posible en el contexto de volatilidad histórica de la criptomoneda– entonces las ganancias GAAP del fabricante de automóviles durante ese trimestre serían menores por US$500 millones.
Por otro lado, si el precio sube, Tesla no registraría ninguna ganancia correspondiente. La volatilidad de las ganancias de Tesla podría aumentar aún mas si los clientes comienzan a pagar por sus autos en bitcoines, como anuncio Musk, y la compañía optara por no convertirlos inmediatamente en dólares estadounidenses. Este no es únicamente un problema de Tesla.
La empresa de análisis de negocios MicroStrategy Inc. invirtió US$1.100 millones en bitcóin al 31 de diciembre. Incluso decidió convertir la criptomoneda en su principal activo de reserva del tesoro, y hasta ahora la decisión ha dado sus frutos: sus tenencias se han casi triplicado en valor.
Pero debido a que el precio de bitcóin ha fluctuado, MicroStrategy ha tenido que registrar un total de US$71 millones en deterioros, incluidos US$26,5 millones en el cuarto trimestre.
El trato contable resulta extraño porque si es posible comprar un Tesla con bitcóin, entonces claramente la criptomoneda esta sirviendo como un medio de intercambio, aunque uno volátil porque no esta respaldado por el Estado.
Las monedas extranjeras también pueden ser volátiles, solo pregúntele a Argentina. También hay un precio de mercado claramente observable para el bitcóin, ya que se negocia en las bolsas.
En vista de los esfuerzos tentativos de las aerolíneas para aceptar criptomonedas como pago, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en ingles) ha argumentado que estos tokens deberían ser «tratados como efectivo, si funcionan como efectivo».
Sin duda, los analistas ajustaran las finanzas informadas de Tesla para reflejar el valor actual de sus tenencias de bitcóin, pero es un enfoque poco elegante y menos transparente. Desafortunadamente, quienes crean los estándares parecen no tener prisa por adaptarse a la revolución de las criptomonedas.
La Junta de Normas de Contabilidad Financiera, cuyo trabajo es supervisar los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados (GAAP, por sus siglas en ingles), voto por unanimidad no agregar las criptomonedas a su agenda técnica en octubre.
Uno puede comprender la desgana. Las reglas contables se crearon antes de que se inventaran las criptomonedas. Los contadores tradicionales no quieren que se les culpe si las compañías llegaran a perder dinero.
Aun así, con las tasas de interés en cero, dudo que Tesla sea la última compañía de tecnología que intente obtener un mejor rendimiento de sus tenencias de efectivo.
Cualquiera que lo haga esta asumiendo un riesgo financiero, pero se le debería permitir registrar el valor de su bitcóin al precio de mercado actual. De lo contrario, los inversionistas tendrán una imagen incompleta
Fuente: Portafolio